Inmóvil

Inmovilizada. Inquieta adentro de mis propias piernas imposibilitadas de avanzaren.


La incerteza de la posibilidad de salir del lugar. O la certeza de que todos los lugares sean iguales.

buenos aires all over again

No sé bien que me atrae tanto en esta ciudad. Siempre me cuesta tanto dejarla.


Una de las ciudades más ruidosas del mundo y, mismo así, cuando pensás que te cansaste, te regala, de golpe, el viernes más nublado, hermoso y lluvioso del año. Y una primitiva calma.

voces mudas

Ruidos. Una sola luz amarilla colgando desde el techo iluminaba parcialmente los muebles antiguos y las telarañas. Todo parecía fuera de lugar, fuera del tiempo. Una voz lejana en otra pieza repercutía por toda la casa. No puedo explicar que decía, aunque parecía que me susurraba al oído. Contaba historias, días pasados y mis propios pensamientos - todo lo que yo no quería escuchar. Grave, lenta y repugnante. Cada vez más fuerte, hasta que yo ya no podía respirar sin inspirar junto todas esas palabras tóxicas.

Empecé a cantar bajito canciones que me calmaban. Gradualmente subiendo el volumen de mi voz, pero no lograba que se sobrepusiera sobre la otra voz que venía de tan lejos a perseguirme.

Y entonces el silencio. Manos que salieran de la oscuridad taparan mis orejas.

No me había dado cuenta que tenía antes los ojos cerrados. Los abrí lentamente. Miré a los que me miraban. En el medio a la oscuridad se veían ojos y se sentían manos. Seguía vendo tus pupilas en mis pálpebras cuando las cerré de vuelta. Y el silencio lo sentía en las puntas de tus dedos.