Un muelle vacío. No. Un muelle y una sola chica parada en el frio. Ambos vacíos. El viento susurra en sus oídos y atraviesa su cuerpo hasta llegar a sus huesos. Ella ni siquiera tiembla.
Mira al horizonte. Es la primera vez en mucho tiempo que mira al horizonte sin buscar nada. Ni nadie.
Tiene la piel blanca y suave como las nubes en el cielo, se mescla con el paisaje de tonos pasteles. De poco a poco se quita sus ropas y las arroja en el mar. Pero ya no siente el impulso de tirarse a si misma en el agua.
Algo cercano a una sensación de paz. No necesitaba ir a ningún otro lugar.
segunda-feira, 11 de junho de 2012
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